domingo, 19 de febrero de 2012

...textos seleccionados de la "Metafísica" de Aristóteles....




“...Lo que en un principio movió a los hombres a hacer las primeras indagaciones filosóficas fue, como lo es hoy, la admiración. Entre los objetos que admiraban y de que no podían darse razón, se aplicaron primero a los que estaban a su alcance; después avanzando paso a paso, quisieron explicar los más grandes fenómenos, por ejemplo, las diversas fases de la Luna, el curso del Sol y de los astros y, por último, la formación del Universo...
Ir en busca de una explicación y admirarse, es reconocer que se ignora. Y así, puede decirse, que el amigo de la ciencia lo es en cierta manera de los mitos, porque el asunto de los mitos es lo maravilloso. Por consiguiente, los primeros filósofos filosofaron para librarse de la ignorancia, es evidente que se consagraron para saber, y no por miras de utilidad.
Así como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no tiene dueño, en igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias que puede llevar el nombre de libre. Sólo ella efectivamente depende de sí misma.   
Y así con razón debe mirarse como cosa sobrehumana la posesión de esta ciencia. Porque la naturaleza del hombre es esclava en tantos respectos, que sólo Dios, hablando como Simónides, debería disfrutar de este precioso privilegio. Sin embargo, es indigno del hombre no ir en busca de una ciencia a que puede aspirar.. Si los poetas tienen razón diciendo que la divinidad es capaz de envidia, con ocasión de la Filosofía Primera podría aparecer principalmente esta envidia, y todos los que se elevan por el pensamiento deberían ser desgraciados. Pero no es posible que la divinidad sea envidiosa, y “los poetas - como dice el proverbio - mienten muchas veces”.
La ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios. Es imprescindible que la Filosofía sea la ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas, porque una de las causas es el bien, la razón final ( “Hay una ciencia que estudia al ente en tanto que ente. Esta ciencia es diferente de todas las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general al ente en tanto que ente”)
La Filosofía Primera es aquella ciencia que se busca por sí misma, sólo por el ansia de saber. Es la ciencia soberana, la ciencia superior a toda ciencia subordinada, es aquella que conoce el porqué debe hacerse cada cosa. Y este porqué es el bien de cada ser, que tomado en general, es lo mejor en todo el conjunto de los seres.
Por último, no hay ciencia más digna de estimación que ésta, porque debe estimarse más la más divina, y esta lo es en un doble concepto. En efecto, una ciencia, que es principalmente patrimonio de Dios, y que trata de las cosas divinas, es divina entre todas las ciencias. Pues bien, sólo la Filosofía Primera tiene este doble carácter.   
Dios pasa por ser la causa y el principio de todas las cosas, y Dios sólo, o principalmente al menos, puede poseer una ciencia semejante. Todas las demás ciencias tienen, es cierto, más relación con nuestras necesidades que la Filosofía, pero ninguno la supera. Decimos que se sabe, cuando creemos que se conoce la causa primera. Evidentemente es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras. Se distinguen cuatro causas.
La primera es la esencia, la forma propia de cada cosa, porque lo que hace que una cosa sea, está toda entera en la noción de aquello que ella es; la razón de ser primera es, por tanto, una causa y un principio. La segunda es la materia, el sujeto; la tercera el principio del movimiento ( causa eficiente ); la cuarta, que corresponde a la precedente, es la causa final de las otras, el bien, porque el bien es el fin de toda producción.     
La esencia es el objeto de nuestro estudio, porque buscamos los principios y las causas de las esencias.
La sustancia o esencia sensible perecedera es susceptible de mudanza. Hay dos clases de ser; el ser en potencia y el ser en acto; todo cambio se verifica pasando de uno a otro, de lo blanco en potencia a lo blanco en acto. Todo proviene del ser; pero sin duda del ser en potencia, es decir, del no- ser, en acto. El cambio primero es el movimiento de traslación y el primero de los movimientos de traslación es el movimiento circular. El ser que imprime este movimiento es el motor inmóvil.         
     He aquí cómo mueve. Lo deseable y lo inteligible mueven sin ser movidos, y lo primero deseable es idéntico a lo primero inteligible. Porque el objeto del deseo es lo que parece bello, y el objeto primero de la voluntad es lo que es bello.
Nosotros deseamos una cosa porque nos parece buena, y no nos parece mal porque la deseamos; el principio aquí es el pensamiento. Ahora bien; el pensamiento es puesto en movimiento por lo inteligible, y lo que es primero es siempre excelente. La verdadera causa final reside en los seres inmóviles. El ser inmóvil mueve con objeto del amor, y lo que él mueve imprime el movimiento a todo lo demás.
El motor inmóvil es, pues, un ser necesario, tal es el principio de que penden el cielo y toda la naturaleza. Nosotros sólo por poco tiempo podemos gozar de la felicidad perfecta pero Él la posee eternamente, lo cual es imposible para nosotros ( “toda la vida de los dioses inmortales es una felicidad, los hombres no conocen la felicidad sino en tanto que hay en sus facultades algo que les es común con los dioses”, Ética a Nicomáco, X, 8 )..."



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