“...La historia de la Filosofía como pensar metódico tiene sus comienzos
hace dos mil quinientos años, pero como pensar mítico mucho antes.
Sin embargo, comienzo no es lo mismo que origen. El comienzo es
histórico (...). Origen es, en cambo, la fuente de la que mana en todo tiempo
el impulso que mueve a filosofar. (...)
Este origen es múltiple. Del asombro sale la
pregunta y el conocimiento; de la duda acerca de lo conocido, el examen
crítico y la certeza; de la conmoción del ser humano y de la conciencia
de estar perdido, la cuestión de su propio ser. Representémonos ante todo estos
tres motivos.
(
añade ): “Pues la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar:
empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poco a
poco y se preguntaron por (...) el origen del Universo”.
El admirarse impulsa a conocer. en la admiración se
cobra conciencia de no saber. Se busca el saber, pero el saber mismo no “para
satisfacer ninguna necesidad común”. (...)
Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto: se
enredan en contradicciones insolubles; por todas partes se alzan unas
afirmaciones frente a otras. (...)
Tercero. Estamos siempre en
situaciones. Las situaciones cambian, las ocasiones se suceden. Si no se les
aprovecha, no vuelven más. Puedo trabajar por hacer que cambien determinadas
situaciones. Pero hay otras que son, por su esencia, permanentes aun cuando se
altere su apariencia momentánea: no puedo menos de morir, ni de padecer, ni de
luchar; estoy sometido al azar; me hundo inevitablemente en la culpa.
A estas situaciones fundamentales de nuestra
existencia las llamamos situaciones límites. Quiere decir que son
situaciones de las que no podemos salir y que no podemos alterar. La conciencia
de estas situaciones límites es, después del asombro y de la duda, el origen,
más profundo aún, de la Filosofía (...)
Estos tres influyentes motivos – la admiración y el
conocimiento, la duda y la certeza, el sentirse perdido y el encontrarse sí
mismo- no agotan lo que nos mueven a filosofar en la actualidad.
En estos tiempos, que representan el corte más radical de la
existencia, tiempos de una disolución inaudita y de posibilidades sólo
oscuramente atisbadas, son sin duda válidos, pero no suficientes, los tres
motivos expuestos hasta aquí. Estos tres motivos resultan subordinados a una
condición, la de comunicación existencial entre los seres humanos...”
Karl Jaspers, La
Filosofía, Méjico, F. C. E. , Breviarios, 1965, pp. 15-17 y 21.
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