“...El saber transmitido adopta siempre una apariencia positiva. En realidad, funciona según todo un juego de represión y de exclusión; exclusión de aquellos que no tienen derecho a saber, o que no tienen derecho más que a un determinado tipo de saber; imposición de una cierta norma; existencia de lo que podría llamarse: “los circuitos reservados del saber”, etc .El saber académica, tal como está distribuido en el sistema de enseñanza, implica evidentemente una conformidad política.
El saber oficial
ha representado siempre al poder político como el centro de una lucha dentro de
una clase social ( querellas dinásticas en la aristocracia, conflictos
parlamentarios en la burguesía ); o incluso como el centro de una lucha entre
la aristocracia y la burguesía.
En cuanto a los
movimientos populares, se les ha presentado como producidos por el hambre, los impuestos, el paro; nunca como
una lucha por el poder, como si las masas pudiesen soñar con comer bien, pero
no con ejercer el poder.
La historia de
las luchas por el poder, y en consecuencia las condiciones reales de su
ejercicio y de su sostenimiento, sigue estando casi totalmente oculta. El saber
no entra en ello: eso no debe saberse.Otros ejemplos:
el del saber obrero. Se constituye todo un mecanismo de apropiación del saber.
Y además, hay todo un saber político de los obreros. Este saber ha sido un
instrumento de combate de la clase obrera y se ha elaborado a través de este
combate.Llamamos genealogía
al acoplamiento de los conocimientos eruditos y de las memorias locales que
permite la constitución de un saber histórico de la lucha y la utilización de
ese saber en las tácticas actuales...”
Cada sociedad
tiene su régimen de verdad, su “política general de la verdad”, es decir, los
tipos de discurso que ella acoge y hace funcionar como verdaderos; el estatuto
de aquellos encargados de decir qué es lo que funciona como verdadero.
Entiéndase bien
que por verdad no quiero decir “el conjunto de cosas verdaderas que hay que
descubrir o hacer aceptar “, sino “ el conjunto de reglas según las cuales se
discrimina lo verdadero de lo falso y se ligan a lo verdadero efectos de
poder”.
Mi hipótesis es que el individuo no es lo dado
sobre el que se ejerce y se aferra el poder. El individuo, con sus
características, su identidad, en su hilvanado consigo mismo, es el producto de
una relación de poder que se ejerce sobre los cuerpos, las multiplicidades, los
movimientos, los deseos, las fuerzas.
La “verdad” está
ligada circularmente a os sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a
los efectos de poder que induce y que la acompañan. La cuestión política, en
suma, no es el error, la ilusión, la conciencia alienada o la ideología; es la
verdad misma...”
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