George Orwell, (escritor indio-inglés, 1903-1950) narra en “1984”, su obra más famosa, la verificación de los peores temores acerca de un posible futuro (utopía negativa) donde el poder ejerce un control totalitario sobre el cuerpo y la mente.
En esta obra, el Partido único, liderado por un invisible líder, el “Gran Hermano”, se ha apoderado de la vida y de la mente de todos sus gobernados, hasta el grado de espiarlos a cada segundo con sus numerosas cámaras instaladas hasta en los sitios más recónditos de la ciudad...
“El que controla el pasado controla el futuro; y el que controla el
presente controla el pasado”
GRAN HERMANO
“....Se esperaba que la
neolengua supliera a la vieja lengua
hacia el año 2050. La intención de
la neolengua no era sólo proveer un medio de expresión a la cosmovisión y
hábitos mentales propios de los devotos
del Gran Hermano sino también imposibilitar otras formas de pensamiento.
Lo que se pretendía era que una vez que la neolengua fuera adoptada de
una vez por todos y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético,
es decir, un pensamiento divergente de
los principios del Partido del Gran
Hermano, fuera literalmente impensable,
o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras.
Esto se conseguía inventando
nuevas palabras y desvistiendo a las palabras restantes de
cualquier significado heterodoxo y a ser
posible de cualquier significado secundario. Por ejemplo: la palabra “libre”
aún existía en neolengua, pero sólo se podía utilizar en afirmaciones como “este prado está libre de
malas hierbas”. No se podía usar en su viejo sentido de “políticamente libre” o
“intelectualmente libre” ya que la libertad política e intelectual ya no
existían como conceptos y por tanto
necesariamente no tenían nombre.
La finalidad de la
neolengua no era aumentar, sino disminuir el área del pensamiento, objetivo que
podía conseguirse reduciendo el número de palabras al mínimo indispensable.
A cualquier palabra, se le daba sentido de negación añadiendo el prefijo “in”; poniendo por caso la palabra
“bueno”, ya no habría necesidad de la palabra “malo”, ya que el
significado requerido se expresaba tan
bien, o incluso mejor por “inbueno”. Además a una palabra que fuese
difícil de pronunciar o que podía
entenderse incorrectamente, se estimaba ipso facto una mala palabra.
La mayor dificultad en la que se encontraban los compiladores del “Diccionario de Neolengua”
no era inventar nuevas palabras, sino la de precisar, una vez inventadas
aquéllas cuál era su significado. Innumerables palabras como honor,
justicia, moralidad, internacionalismo, democracia, ciencia y religión
simplemente habían dejado de existir.
Todas las palabras agrupadas bajo los conceptos de libertad e igualdad,
por ejemplo, se contenían en una sola, “crimenpensar”; mientras que todas las
palabras reunidas bajo los conceptos de objetividad y racionalismo quedaban
comprendidas en la única palabra “viejopensar”. Mayor precisión hubiera sido
peligrosa...
Lo que se esperaba de un miembro del Partido era un punto de vista similar al de los antiguos hebreos, que
sabían, sin saber mucho más que todas las naciones aparte de la suya adoraban a
“dioses falsos”. No necesitaban saber cómo estos dioses se llamaban.
Probablemente cuanto menos supieran sobre ellos, mejor...De manera parecida, el
miembro del Partido sabía lo que
constituía la correcta norma de conducta y de un modo increíblemente vago y
general lo que podía apartarle de ella.
Ninguna palabra era ideológicamente neutral. Palabras como, por
ejemplo, “gozocampo”(campo de trabajos forzados) o “Minipax” (Ministerio de la
Paz, es decir, Ministerio de la Guerra) significaban exactamente lo
opuesto de lo que parecían indicar( como
el Ministerio de la Verdad, que se
ocupaba de manipular documentos o el del Amor, de la tortura y la desaparición
forzosa). Lo que se requería, sobre todo por razones políticas, eran palabras
cortas y de significado inequívoco que
pudieran pronunciarse rápidamente y que despertaran el mínimo de sugerencias en
la mente del parlante.
En relación con el nuestro, el
vocabulario de la neolengua era mínimo, y continuamente inventaban nuevos modos
de reducirlo. Así, la neolengua difería de la mayoría de otros lenguajes en
que su vocabulario se empequeñecía en vez de agrandarse. Cada reducción era una
ganancia, ya que cuanto menor era el
área para escoger, más pequeña era la
tentación de pensar.
¿Adviertes que el propósito de
la neolengua es acotar el alcance del pensamiento, disminuir el radio de acción
de la mente? Al final, terminaremos todo crimen de pensamiento,... únicamente
es cuestión de controlar la realidad....”
ORWELL, George; 1984 (1949), Ed. Leyenda, México D. F., 2004. (Textos seleccionados)
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